De la noche a la mañana cambiaron las reglas del potrero y los portillos abiertos no son precisamente para seguir conviviendo con la improductividad, desviaciones e ilegalidades de todo tipo, o con un aparente control que no logró atajar: la no declaración de los nacimientos, el desvío de leche o la necesidad del dinero ante el atraso de los pagos.