Enfrentarse diariamente a la zona roja, ante una enfermedad como la COVID-19 que no distingue raza ni sexo resulta un reto y un profundo compromiso para el personal de la salud donde quiera que brinde sus atenciones médicas, pero significa un alto honor y responsabilidad que estamos poniendo en alto como gesto de solidaridad que distingue a Cuba en cualquier parte del Mundo.