Aquel 19 de mayo de 1895, con la Guerra prácticamente recién iniciada y ante la pérdida de José Martí, Máximo Gómez, expresó: “¡Qué guerra esta! Al lado de un instante de ligero placer, aparece otro de amarguísimo dolor. Ya nos falta el mejor de los compañeros y el alma, podemos decir, del levantamiento.”