―¿Y ese llanto?
―Na, que tengo que entregar mi columna quincenal de humor y no me sale nada contra los yanquis y sus políticas.
―¿Y tiene que ser ese el tema, te lo exigen así?
―No, pero Virulo acaba de insistir sobre eso, me tiene acomplejao.
―Ya habrá tiempo para ello. Ni que los yumas nos fueran a quitar el pie de encima.
―Cierto, pero es real también que Virulo lo viene apuntando desde hace más de un año. Dijo exactamente, en el caso de Donald Trump, «cómo un personaje tan nefasto no ha sido agarrado por los humoristas de este país, pues es demasiado fácil para hacer humor sobre él». Y te confieso: a mí no me sale una reseña, ni un cuento, ni un chistecito, ni una conga…
―Estás en baja. A mí ahora mismo se me ocurre que pudieras joder con el hecho de que ha sido uno de los pocos presidentes norteamericanos elegidos sin haber ocupado antes cargo alguno. ¿Te imaginas?: no estuvo al frente de ningún comité de base de la juventud republicana, no fue primer secretario del Partido en algún estado de la Unión, no fue ministro ni vice de ningún gobierno…
―¿Y?
―Puedes darle chucho también al hecho de que siempre le echó la culpa al enemigo externo de lo que pasa en Estados Unidos. Habló de injerencia extranjera y de dinero pagado en aras de la subversión interna, mencionaba constantemente la propagación de teorías de conspiración malévolas…
―¿Sí?
―Lo matarías si mencionas que sacrificó la salud en aras de la economía, que a pesar del aumento de casos y de muertes por la Covid-19, no paró la producción, autorizando la Operación Máxima Velocidad para producir una vacuna contra la enfermedad en tiempo récord.
―¡No me digas!
―En su mandato pasaron cosas impensables en otros gobiernos, como esa manifestación de gente frente a una importante institución pública, ante los ojos y la impotencia de las fuerzas del orden.
―…
―Que fue un populista consecuente. Ningún presidente anterior había salido tanto en los medios, en especial la televisión, hablando boberías, repitiendo lo mismo y diciendo estupideces una y otra vez. Tampoco ninguno de sus predecesores había utilizado como él las redes sociales, con esos tuits que promovían la desmesurada invención de memes por parte de los internautas.
―Coño, pero…
―Déjame terminar. ¿Qué me dices de esa obsesión suya de utilizar la palabra «país»? Laura Belmonte, profesora de Historia y decana del Virginia Tech College of Liberal Arts and Human Sciences, expresó, respecto al legado clave de Trump, «su intento de renunciar al liderazgo global y reemplazarlo con un foco más interno, parecido a una mentalidad que mira al país como un fuerte».
―Me suena.
―Y ni hablar de ese afán de coquetear con Corea del Norte y con Kim Jong Un…
―…con quienes hemos desarrollado, «de manera invariable, nobles tradiciones de amistad, solidaridad y cooperación».
―Vaya, te la pongo más fácil: Donald Trump, y todos sus acólitos del poder, han vivido siempre de espaldas al pueblo, con un nivel de vida muy por encima del de las mayorías, ajenos a las carencias y a los sacrificios que constantemente enarbolan para mantener y controlar el orden establecido, acallando las voces que se alzan contra el inmovilismo, la apatía y la corrupción, eternizando… ¿Y por qué vuelves con el llanto?