Recuerdo los epitafios escritos por adelantado hace 30 años. Mientras se desmoronaba la URSS, los sabios de la tribu vaticinaban que Cuba no resistiría sin el oro de Moscú ni podría soportar la entropía del “socialismo real” con el añadido de las presiones estadounidenses. “Con la pala en alto, los enterradores esperan”, escribió en 1992 el uruguayo Eduardo Galeano.