Descifrar una ciudad es sinónimo de entrega y amor, lo que esconde bajo la piel, el sacrificio de su gente; esos que la construyen con sus acciones, la viven, la defienden y se convierten así en héroes anónimos sin tan siquiera imaginarlo. La cotidianidad de una ciudad es la cultura de un pueblo que te invita a descubrir su rostro.