Detrás de la cinta amarilla, que restringió el movimiento de los residentes en los edificios 12 y 13 del reparto Buena Vista, nacieron historias al calor de los miedos, la incertidumbre y también de los gestos solidarios en días de ineludible encierro. Desde los balcones se esparcieron afectos y frases alentadoras con la jovialidad propia de nuestra gente.