Es un gobierno insomne, podría decirse. Porque en el último año, desde que la COVID-19 despabilara a Cuba toda, no ha vuelto a pegar un ojo jamás. Y son las reuniones casi diarias para examinar número a número el curso de esta pandemia; los intercambios con los científicos, lo mismo para conocer desde los pronósticos hasta el avance de los candidatos vacunales cubanos…