Más de un guajiro debe haber amanecido este jueves con el aniego a chorros, la turbina encendida y restándole el 3% a los ingresos que piensa cosechar, ahora que no pagará el cinco, sino el dos. Estará pensando, incluso, en asegurar alguna siembra y volver al banco cuando se despeje la burocracia de los préstamos.