Angelito y los que lo aplaudieron, como un cubano más, tal vez estén ahora mismo en una parada esperando un ómnibus, cuidando un nieto en casa, o comunicándose con un ser querido a través de Internet, no viven “atrapados por la historia”, solo no están dispuestos a olvidarla. Esto fue lo que contó Ángel López Barrios, Angelito, que aún me hace un nudo en la garganta: