Jorge Félix Álvarez practica el tiro deportivo desde los doce años de edad. La pasión le llegó a través de su madre, una mujer que por más de tres décadas trabajó en el polígono Enrique Borbonet, el cuartel general de los pistoleros y rifleros en Cuba. Él mismo ha dicho en más de una ocasión cómo miraba a los deportistas de entonces y soñaba imitarlos. Algunas veces lo dejaban probar y en sus manos percibía ese cosquilleo casi al instante de apretar el gatillo. Es una sensación que lo acompaña hasta hoy y le ha marcado la vida.