No me gusta la ritualización formal de las efemérides. La historia —lo sabía muy bien Carlos Marx— es un proceso complejo, forjado a través de la interdependencia de factores diversos no exentos de contradicciones. Los acontecimientos relevantes constituyen síntesis de este navegar a lo largo del tiempo. Evocarlos resulta, ante todo, un camino abierto a la reflexión y a la relectura creativa del pasado en función de las demandas acuciantes del presente.