El analista político neoconservador Bill Kristol ofreció una opinión bastante inusual: que D.C. se convierta en un estado y, de paso, que Puerto Rico y Cuba también lo sean. Los tuits de Kristol fueron una prueba de que la política exterior de EE.UU. no consiste en querer llevar la libertad o la democracia al mundo, sino en “ampliar el alcance del imperio”.