Lo citamos con frecuencia pero no entramos, todo lo que debiéramos, en contacto directo con el caudal profundo de sus obras. Confieso que sus últimos diarios, sobre todo De Playitas a Dos Ríos, escrito después del difícil desembarco por el agreste lugar de Guantánamo, constituyen los textos que me resultan más cercanamente conmovedores. En ellos no solo está la impronta de su escritura, anunciadora a veces de rasgos vanguardistas.