La casualidad, como “combinación de circunstancias que no se pueden prever ni evitar” no parece ser la definición apropiada para tiempos en los cuales la ciencia avanzó lo suficiente como para comprobar holgadamente que todo asunto tiene su antecedente y tendrá consecutivo. Si hay causa, origen o fundamento, habrá también una o más consecuencias, efectos, o secuelas. Hay casos en que no estimarlo así, resulta demasiado riesgoso.