En los últimos años Cuba ha mostrado un considerable descenso en el cultivo citrícola, lo cual ha provocado que naranjas, toronjas, mandarinas y limones sufran una marcada disminución de su presencia en mercados, y por consiguiente, un costo más elevado fuera de la oferta estatal. De producciones que llegaron a superar el millón de toneladas hace apenas tres décadas, actualmente la Isla alcanza muy pobres resultados en ese rubro.