“Caballero, por favor, cuando puedan nos dan un momento. Martí y yo debemos conversar”. Nadie se asombra. Ella se lo ha ganado, no solo a base de pulso académico, sentido del humor, militancia política y voluntad humana. Lo merece por ser ella misma. Auténtica. Entre muchas confesiones, broncas y certezas, ella compartió con él su más reciente lista de lecturas; sobre todo las del siglo XX que, sabe, a Pepe le encantaría leer.