En su discurso de clausura, Fidel subrayó que, “como principio revolucionario, compañeros, siempre será mil veces preferible la autocrítica a la autocomplacencia. ¡Y siempre será preferible la autohumillación al autoelogio! Y nunca, jamás, podemos estar conformes con nosotros mismos, porque el hombre que esté conforme consigo mismo no es revolucionario”.