Hasta poco tiempo antes de las últimas manifestaciones populares contra el FMI, el Banco Mundial y la mundialización capitalista (Seattle, Davos, Praga, Génova, Porto Alegre, Buenos Aires, etc.) el problema y la temática del imperialismo había desaparecido en la Argentina y en otros países de América Latina de la agenda cotidiana y del lenguaje políticamente correcto. Si alguien osaba tan sólo mencionar la penetración cultural norteamericana quedaba expuesto automáticamente a la risa y a la sorna.