Una buena gobernanza está soportada en principios, un marco jurídico coherente que responda al contexto y a las necesidades, una institucionalidad y planeación estratégica orientada a la innovación en la gestión gubernamental y en todos los ámbitos de la sociedad, dispone de diversas políticas integrales, capacidad de liderazgo, participación y colaboración, y se implementa por procesos continuos para el cumplimiento de los ODS y las metas establecidas en todos los niveles de dirección.