Pocas veces he quedado más sorprendido con un partido de fútbol que este fin de semana durante la victoria final del club merengue en Zorrilla. A todas las suposiciones antes expuestas me remito, porque si algo queda claro es que al Madrid le falta el brillo de antaño y, peor aún, pocos de sus rivales le plantan cara hoy con el mismo respeto que cuando solían recibir goleadas en el Bernabéu.