Entrevistado en 1958, Ernest Hemingway recordaría: “El Ambos Mundos, en La Habana, fue un buen lugar para trabajar”.Tenía Hemingway diversas razones para afirmar algo tan categórico: la hospitalidad de los habaneros, la arquitectura colonial de la ciudad, el clima siempre benigno, la historia que aflora de las paredes agrietadas, sus muchos espacios culturales, la multiplicidad de colores…