Ahora que ya superamos otro 14 de febrero y su resaca, las manifestaciones de amor más o menos sinceras, las publicaciones en redes sociales, los corazones rojos y esa fábrica imparable de originalidad y cursilerías a partes iguales, vale la pena detenernos en las otras caras de las relaciones de pareja. Esas que suelen esconderse tras los mitos repetidos de que el amor es perfecto, de las medias naranjas y de querer como sinónimo de poseer.