La sobredimensión de los pretendidos ataques contra diplomáticos de EEUU en La Habana fue y sigue siendo un gran problema para los que inventaron esta historia. Los que creen que algo ocurrió porque lo dice el Departamento de Estado o sostienen que hay un misterio aún por desentrañar, enfrentan la enorme dificultad de tener que probar algo que no ocurrió. En la ciencia, como en la jurisprudencia, se puede probar lo que sí es, pero resulta metafísicamente imposible certificar lo que no es.