Los textos que siguen, sin orden cronológico, son reflexiones de simple lector más que ejercicio exegético. Han sido modos de hallar, a veces, reposo; otras, consuelo. Quizás, alguna vez, búsqueda de la dicha pequeña, indestructible, que es la lectura. Un diálogo conmigo mismo, con esa secreta felicidad que arranca de mi infancia, de acogerme al silencio mágico de un rincón, con un libro.