La patria no está en los bolsillos en forma de moneda manoseada, ni escrita en contrato con la ruindad, ni en alianzas para denigrarla y destruirla. La vida no está en disfraces incapaces de ocultar la miseria espiritual, antesala y vitrina de todas las miserias. Ni fama ni talento (o su carencia) ni glorias imaginadas viven en likes ni en vistas de Internet, ni reales ni pagadas. La mano sincera no acompaña puestas en escena donde no hay patria ni vida.