Desde octubre del 2016 he tenido el privilegio de conocer, de primera mano, la obra de los narradores que, en este milenio ya avanzado en su segunda década, siguen apostando por convertir a Cuba en un país fabulante. Son ellos los protagonistas de un paisaje que cambia, de una geografía literaria que mantiene un centro fijado en esas búsquedas universales.