Con el auspicio de las instituciones surgidas a partir de 1959, los escritores encontraron vías para la publicación de sus obras, a la vez que los cineastas, teatristas, músicos y creadores inscritos en las diversas expresiones de la danza tuvieron la oportunidad de dedicarse al ejercicio de su profesión. Dispusieron desde entonces de los medios para hacerlo y, sobre todo, de un interlocutor necesario para el pleno desarrollo de la creación artística. Por otra parte, el triunfo de la Revolución colocó a la nación caribeña en el escenario internacional, donde por primera vez la cultura cubana encontró la resonancia requerida para el establecimiento de un diálogo fructífero.