El propósito es ahuyentar de la opción patriótica a un gran número de indecisos que reflejan las encuestas. Tal vez esos indecisos no lo sean tanto y a la hora cero lo único que no harían es votar por un banquero y sí en muchos casos recordar que nunca estuvieron mejor que en la década correísta, cuando el país crecía a tasas asiáticas, con una inversión en salud pública de más de 700 por ciento, y en educación de 400 por ciento, mientras la pobreza se reducía a 7 por ciento y el país se ubicaba entre los menos desiguales de la región. Si pese al odio y la guerra sucia permanentes de estos cuatro años contra Correa y la revolución ciudadana, la gente recuerda, es muy probable que Andrés Arauz gane en primera vuelta y evite la trampa de un balotaje con los otros 15 binomios en su contra. Pero debemos estar alertas hasta que se cuente el último voto.