Los vendedores ambulantes, las estridentes melodías tropicales, el claxon de los autos o los camiones de la construcción cercana, no logran sacar a José Villa Soberón de su habitual serenidad. Justo en la esquina de Cuba y Teniente Rey, el escultor tiene su taller-refugio. Desde allí han nacido muchas de sus esculturas del Héroe Nacional José Martí.