Detrás de los desafíos éticos asociados a la inteligencia artificial se esconden las enormes posibilidades de una tecnología que podría revolucionar la ciencia y resolver algunos de los problemas más complejos de la biología moderna. El modelado de estructuras de proteínas en 3D y la contribución al logro de vacunas en el contexto de la COVID-19 son algunas evidencias.