El hallazgo de dos jirafas enanas documentadas hace cinco años en Uganda y Namibia, a más de 3 000 kilómetros de distancia la una de la otra, causó un cierto revuelo y un gran interés entre la comunidad científica. Ahora dos investigadores de la Fundación para la Conservación de las Jirafas acaba de comprobar que sufrían de displastia esquelética.