Cuando un huracán se perfila en el parte meteorológico como una amenaza para la Isla, todos los cubanos comienzan a preocuparse. Aunque las medidas adoptadas por la Defensa Civil garanticen la preservación de la vida humana y los recursos materiales, se sabe que las fuerzas de los vientos y la intensidad de las lluvias no perdonan.
Cada fenómeno natural que nos azota deja tras de sí una estela de perjuicios que deben subsanarse cuanto antes. Entonces, algunos planes se detienen en el tiempo para dar paso a la recuperación, y no puede el Estado avanzar todo lo rápido que quisiese.
Por solo poner un ejemplo, los daños provocados por Irma superaron los 13 000 millones de pesos, concentrados en las afectaciones a la vivienda, las unidades de salud, educación, a la agricultura, la infraestructura hotelera, así como los viales.
Sin embargo, y paradójicamente, el principal obstáculo para el desarrollo de todas las potencialidades de la economía cubana no se relaciona con la naturaleza y sí con una forma inmoral de hacer política: el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos contra Cuba.
Los números son explícitos: a lo largo de casi 60 años el sistema de sanciones unilaterales más injusto, severo y prolongado que se ha aplicado contra país alguno ha causado a la Isla daños ascendentes a 933 678 millones de dólares. Desde abril del 2017 hasta marzo del 2018, la afectación fue de 4 321 200 000 dólares.
La administración estadounidense, lejos de desistir en su aplicación, lo recrudece y aplica con rigor.
EL BLOQUEO
Representa un freno para la implementación tanto del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social del país, como de la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Es el principal escollo para el desarrollo de las relaciones económicas, comerciales y financieras de Cuba con Estados Unidos y, por su carácter extraterritorial, con el resto del mundo.
El gobierno de Estados Unidos impuso un serio retroceso a las relaciones bilaterales con Cuba, a partir de la firma por el presidente Donald Trump del «Memorando Presidencial de Seguridad Nacional sobre el Fortalecimiento de la Política de ee. uu. hacia Cuba», el 16 de junio del 2017, que refrendó entre sus objetivos el endurecimiento del bloqueo contra la Isla.
En noviembre de ese mismo año, los Departamentos de Comercio, Tesoro y Estado de ese país emitieron nuevas regulaciones y disposiciones para dar cumplimiento al referido Memorando.
Las medidas aplicadas restringieron aún más el derecho de los estadounidenses a viajar a nuestro país e impusieron trabas adicionales a las limitadas oportunidades del sector empresarial de Estados Unidos en Cuba, al establecer una lista de 179 entidades cubanas con las que las instituciones y personas naturales o jurídicas estadounidenses tienen prohibido realizar transacciones.
Las nuevas sanciones contra Cuba han provocado una disminución sensible en las visitas provenientes de EE.UU. y han generado mayores obstáculos a las relaciones económicas y comerciales de empresas cubanas con potenciales socios estadounidenses y de terceros países.
Estas medidas no solo afectan a la economía estatal cubana, sino también al sector no estatal del país.
Se ha intensificado la persecución permanente a las transacciones financieras cubanas y a las operaciones bancarias y crediticias con Cuba a escala global. Esto ha causado graves daños a la economía del país, en particular, a las actividades comerciales de las empresas y los bancos nacionales en sus vínculos con la banca internacional. (Redacción Nacional)
Fuente: Informe de Cuba en virtud de la resolución 72/4 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, titulada «Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba».