Con 76 años de edad el escritor cubano Ismael Lorenzo, quien ha vivido en Estados Unidos desde que tenía 34, fue desalojado hace casi dos semanas del apartamento donde residió en Miami durante los últimos cuatro meses. Al momento de hacer el contrato la dueña de la vivienda convenientemente olvidó mencionar que la propiedad era objeto de un juicio hipotecario muy avanzado en la corte.
Dos policías entraron al lugar, le dieron unos pocos minutos para recoger algunas pertenencias y arrojaron las restantes al pasillo. Sin más explicaciones que una notificación de la corte llegada el 21 de enero, Ismael Lorenzo se convirtió en la víctima de un caso con el que no tenía nada que ver.
Hechos como este son comunes a lo largo de todo Miami, donde la renta ha subido hasta un 34 % desde 2020, según el sitio web RedFin, citado por El Nuevo Herald. Fue este periódico quien publicó la historia del escritor, junto con otros medios locales, a través de una entrevista que se le hiciera en el reducido espacio donde ahora vive, con poco más que un colchón en el piso.
Personas de la tercera edad, mujeres con niños y familias de pocos ingresos son desalojados todos los días por no poder pagar la renta a tiempo, cuando una sola habitación cuesta más de mil dólares mensuales. Este no fue el caso de Ismael. Con su discreto retiro de 900 dólares, pagó el alquiler a tiempo todos los meses. No obstante, fue desalojado por errores que no eran suyos ni estaba en sus manos resolver.
El caso es una injusticia en todo el orden de la palabra, un pago de justos por pecadores; sin embargo, la cobertura del asunto se ha limitado a unos pocos medios locales y las amistades del escritor tanto en EE. UU. como en Cuba. La poca difusión del tema muestra que los desalojos en esta comunidad se han vuelto tan frecuentes, que ya no son noticias.