Exitros arrendó un taller en desuso de la Empresa Provincial de Transporte. Foto: Sayli Sosa Barceló.El taller de fierros viejos terminó halando, como el monte a la cabra, a Erqui Bernal Torriente. Cuando parecía que administrar por cuenta propia una pequeña cafetería iba a ser el fin de una vida laboral que había comenzado pegada al torno, otros dos expertos en trabajar los metales lo volvieron a poner en el camino del acero.
“Yo tengo título de tornero”, dice, cual si quisiera probar que no está inventándose un currículo ni un destino, ahora que, junto a Nelson Ceballos Sardiñas y Maikel Cardoso Castillo, representa al proyecto de desarrollo local (PDL) Inoxidables Exitros.
Las analogías escondidas en el nombre serían suficientes para describir lo que mueve a estos tres hombres que, un martes cualquiera, a las 12 del mediodía, todavía están enderezando y cortando láminas de acero en un taller desvencijado. Pero hay que escucharlos contar su historia, paso a paso, y entender que ninguna carrera de éxito va por pista llana y sin obstáculos.
El punto de partida
Maikel Cardoso, uno de los titulares y soldador. Foto: Sayli Sosa Barceló.
Lo dicho. Erqui Bernal, natural de Sancti Spíritus, era dueño de una cafetería en el minuto en que su destino se cruzó con el de Nelson y Maikel, en una feria de negocios o algo parecido. Los avileños trabajaban en la Empresa de Construcción y Montaje Especializado (ECME). “La antigua Vocero”, explican. Cada uno acumulaba más de 20 años de experiencia.
Fue entonces que el tornero que nunca dejó de ser se combinó con el empresario que estaba siendo y, entre los tres, “parieron” un proyecto de desarrollo local anclado a la ECME, aprovechando las capacidades allí instaladas (y deficientemente explotadas), que rindiera frutos para todos. Eso fue hace como cinco años.
Al entusiasmo y la acogida iniciales por parte de la entidad siguió un silencio y demoras que obligaron a cambiar el rumbo. Toda la visión que faltó en ese momento a la empresa estatal la tuvo entonces Fernando Albán Torres, uno de los titulares de la mediana empresa privada Agroindustrial Media Luna, bajo cuya “sombra” florece hoy Inoxidables Exitros. Fueron ellos quienes montaron las líneas asépticas de Media Luna y quienes asumen mantenimientos y roturas.
“La mipyme nos abrió una cuenta bancaria a nuestro nombre en moneda nacional y hasta ahora ha sido una relación ganar-ganar”, responde Yanet Torres Gómez, la económica, ante la pregunta de cómo se relacionan dos actores con encargos tan distintos. Media Luna no solo comenzó como PDL (todavía lo es), sino que ampara a otros proyectos.
En el interín, porque estamos hablando de apenas dos meses de esta relación, las ganas de trabajar resultaron mayores que cualquier impedimento. Y así, con licencia como cuentapropistas, Erqui, Nelson y Maikel se probaron en la “caliente” durante 17 días con sus noches en la Empresa Cárnica de Sancti Spíritus, empujando el límite de lo posible.
A sus casi 80 años, Alberto sigue inventando máquinas. Foto: Sayli Sosa Barceló.
Empujar los límites parecería muy poético si no fuera porque la tarea rayó en lo improbable, cuando la dirección del Cárnico les mostró el estado de los tachos y las marmitas.
“Imagínate que toda la producción para la canasta básica estaba detenida porque no tenían cómo elaborar las masas cárnicas y los embutidos. Nos contrataron por dos meses y en 17 días terminamos”, comenta Nelson, a quien llaman por su primer apellido, todo eso sin dejar de lijar una baranda lustrosa.
El trabajo quedó tan bien que la Empresa Cárnica espirituana no dudó en volverlos a llamar y ponerles entre las manos un viejo horno industrial al que ya le estaban haciendo papeles de baja técnica. Con las láminas obtenidas como materia prima, Inoxidables Exitros recuperó cuatro tachos rotos, entre ellos uno que habría costado ¡40 000.00 euros! reponerlo.
Exitros va de una punta a la otra en el espectro de nuevos actores económicos. Han sido contratados tanto por empresas estatales como privadas.
Hagamos un paréntesis ahora mismo para decir que toda la materia prima con la que trabaja el PDL es reciclada. Aunque quisieran, no podrían importarla, teniendo en cuenta los precios del mercado mundial. Según el sitio web Statista.com, el costo de una tonelada métrica de acero laminado pasó de 482.00 dólares en 2020 a 521.00 en el año que corre. Importar sería irrentable.
Pero tampoco es que el acero inoxidable recuperado esté a ras de tierra y salga de un zapatazo. Hasta la fecha no han podido contratar con la Empresa de Recuperación de Materias Primas porque los planes de exportación de este tipo de chatarra apenas se cumplen.
Y aunque saben que Jardines del Rey tiene potencial, por el uso extendido de muebles de cocina (mesas calientes, recipientes, marmitas) y equipos neutros, se les ha hecho bastante difícil cruzar el pedraplén.
“Fuimos y exploramos ese mercado. Ofrecimos nuestros servicios, pero hay mucho papeleo, demasiadas trabas. Decidimos quedarnos aquí y seguir buscando clientes, porque solo el viaje ya nos sale caro”, lamentan Erqui y Ceballos.
Proyección social y utilidades: la otra aleación
En Exitros han ido adquiriendo poco a poco el equipamiento necesario. Foto: Sayli Sosa Barceló.
En honor a la verdad, clientes no han faltado. Todo apunta a que la línea de trabajo de Exitros estaba “virgen”, si tomamos en cuenta que enseguida fueron contratados por la Dirección Provincial de Educación y desde entonces se han beneficiado varios centros escolares y círculos infantiles, que sufrían largamente por fregaderos rotos, recipientes con salideros, ollas inservibles. Su página de Facebook puede hacer un mejor relato de lo hecho.
Con todo y que el aporte del proyecto era fundamental desde los inicios, Erqui, Ceballos y Maykel habían estado soldando y lijando casi en el anonimato hasta que un encargo social les puso reflectores. Oyendo toda la conversación, a la sombra del taller que le arriendan a la Empresa de Transporte estaban en ese momento 12 camillas y seis líneas de asientos pertenecientes al Hospital Provincial Doctor Antonio Luaces Iraola, totalmente reparados.
Un día de estos, cuando terminen las labores constructivas en el Cuerpo de Guardia y el área de Emergencias, y los avileños disfrutemos de un centro asistencial renovado por entidades estatales y privadas, de seguro habrá un diploma que reconozca su trabajo… y volverán a ser noticia, porque la aleación entre negocios prósperos y proyección social tiene que ser norma y no excepción.
Mientras, Alberto González García sigue marcando una plancha de acero con un punzón y un martillo, como si no le pesaran los 73 años cumplidos y la larga historia de combatiente internacionalista, puntista de un central y constructor de maquinarias. Sus ojos verdeazules se iluminan al hablar de todos sus “inventos”, máquinas de hacer zapatos, de triturar piedras y viandas, extrusoras y molinos que salen de su cabeza como si de una impresora 3D se tratara.
Dice que mucho de lo que sabe se lo debe a Fafo, un antiguo pailero del extinto central Venezuela, y lo del cálculo y el diseño de maquinarias a un curso de la Tarea Álvaro Reynoso. La vida dio muchas vueltas para que, de tecnólogo del azúcar, Alberto esté hoy marcando sobre una plancha los moldes de una máquina para hacer almidón de arroz. “Si logramos que triture y nos dé un talco, la vamos a llamar; porque eso no lo ha logrado nadie”, se ríe.
Erqui y Ceballos muestran orgullosos una de las piezas recién reparadas. Foto: Sayli Sosa Barceló.
Trabajar el acero inoxidable no es más sencillo que hacerlo con otros metales. Tiene sus “cosquillas” y en el taller cada día dan un paso más en su “domesticación”. De ese proceso salieron, por ejemplo, las varillas para soldar, finas tiras elaboradas a partir de recortes de planchas de acero que son, en buena lid, sustitución de importaciones.
Solo ese ejemplo bastaría, como ya dijimos, para explicar que el camino al éxito de Exitros no es una pista perfectamente plana. No haber materializado el PDL de conjunto con la ECME, los privó de emplear máquinas especializadas de corte, imprescindibles para manipular la materia prima. Por eso andan buscando equipos industriales en desuso que el proyecto pueda adquirir y soldadores que sepan trabajar con el argón. Apenas cinco personas en la actualidad hacen todo lo que hemos descrito.
Podría decirse que han asumido para sí características intrínsecas del acero inoxidable: como a la aleación metálica la fuerza les viene de adentro y resisten la corrosión, que es lo mismo que sortear cualquier traba en el incipiente camino de los nuevos actores económicos en Cuba.
(Tomado de Invasor)