Por Laura Bécquer
Modificar las costumbres alimenticias de los cubanos en medio de la actual escasez de alimentos con criterios de salud y disponibilidad local es el propósito del proyecto de educación nutricional que promueve desde 2017 la emprendedora hispanofrancesa María Paco en Cuba.
“Muchos se rieron cuando presenté este proyecto para diversificar el plato del cubano y aprender a comer más sano: con vegetales, sin azúcar y prescindir del ‘plato fuerte’ como le dicen aquí a la carne”, comenta a EFE desde su finca agroecológica Doña María, ubicada en la periferia habanera.
Paco cuenta que dejó su trabajo en Francia como vendedora de frutas para una empresa internacional y marchó a Cuba por primera vez en 2014. En ese momento, “le llamó la atención el desconocimiento de los cubanos sobre los beneficios de la educación nutricional y más en un país donde escasean tanto”, explica.
“Mis padres y abuelos eran campesinos por lo que me inculcaron la idea de aprovechar todo lo que viene del campo y no tirar nada”, comenta esta emprendedora con raíces españolas.
Su menú “alternativo” abarca desde una pasta de berenjena para untar al pan, ensaladas con lentejas, col y ají; pizzas vegetarianas con albahaca, orégano, romero o perejil —sin el típico queso o puré de tomate—, hasta sustituir los refrescos con gas y químicos por frutas como el plátano, explica.
“Empecé con los mismas personas que me ayudaban en la finca. Al principio ponían mala cara cuando en vez de pollo, les ofrecía arroz amarillo solo con vegetales o les daba una merienda con tostadas, pasta de berenjena y jugo de tomate. Luego, fueron asimilando el cambio en sus comidas e incorporaron al plato lo mismo que cosechaban aquí en la finca”, afirma.
Su proyecto ha dado un giro en los últimos tres años, cuando la grave crisis que afecta a la isla ha provocado el desabastecimiento de básicos, incluso leche y harina, principalmente por la falta d