CIUDAD DE MÉXICO. – Hoy, 3 de enero, David debía volar de La Habana a Guyana en un avión de Aruba Airlines. Había coordinado el servicio de unos “coyotes” que, a cambio de 1.150 USD, lo guiarían en su travesía encargándose de gastos de comida, transporte y hospedaje.
Esta semana debería estar atravesando el gigantesco Brasil; luego entraría a Uruguay, donde planeaba pedir asilo como han hecho miles de cubanos en los últimos años. Su esposa, Reina, se le uniría después cuando pudiesen asumir el gasto, después que él empezara a trabajar.
El 7 de diciembre David pagó a una agencia en línea, a través de una gestora, 1.400 USD por el boleto que lo sacaría del país. Animados por la misma gestora, Reina se sumó como vendedora para la agencia y enseguida logró vender dos pasajes para Nicaragua. De los 2.800 USD que recibió de sus clientes, 200 serían para ella; el resto lo depositó en una tarjeta de moneda libremente convertible (MLC).
En la noche del día 9 de diciembre el joven matrimonio descubrió que había comprado un boleto falso y vendido dos que tampoco eran reales. Tuvieron que reponer el dinero: perdieron 4.200 USD del limitado capital con el que contaban para la travesía y tuvieron que renunciar a hacerla.
“Vendimos la casa de mi suegra para pagar el viaje. Ahora ella está en nuestra casa viviendo y no sabemos cómo decirle que David no se irá, que nos estafaron la mayor parte del dinero”, dijo Reina a este medio.
La supuesta agencia que expedía boletos de Aruba Airlines con destino a Guyana y Nicaragua ha estafado, al menos, a una decena de cubanos, según ha podido comprobar CubaNet mediante entrevistas a los afectados.
En todos los casos el modo de operar fue similar: los supuestos gerentes de la agencia anunciaban en redes sociales dos tipos de servicio: venta de boletos y contratación de gestores para tratar con los clientes como intermediarios y cobrarles. Los clientes confiaban en sus gestores y estos en los gerentes de la agencia, a quienes nunca vieron. Ambos, clientes e intermediarios, fueron engañados.
¿Cómo opera la red? Paso 1: contratar personal
“Nosotros tenemos una agencia acá en Los Ángeles, California, y necesitamos personas en Cuba que nos ayuden a hacer los tratos presenciales: a cobrar dinero y ese tipo de cosas”, se puede escuchar en uno de los audios enviados a una vendedora consultada por CubaNet.
La cubana aceptó el empleo porque le prometieron 100 USD por cada boleto que lograse vender. Los clientes los podía buscar ella en redes o los gerentes le redireccionarían los que contactasen directamente a la agencia.
Eran los gestores o asesores quienes recepcionaban los datos de los interesados y luego les facilitaban los boletos. Con los tickets en mano, los compradores entraban a la dirección https://air-lines.online/, registrada apenas el pasado 5 de diciembre de 2023 desde Estados Unidos, según la información disponible en Who is.
Ahí escribían su número de pasaje y verificaban que los viajes habían sido comprados. Y todo ―pensaban ellos― estaba en orden.
Aparentemente los clientes estaban visitando la página de Aruba Airlines. Podían ver el logo, las imágenes y la misma información que aparece en la web real pues habían clonado su apariencia, excepto los números de contacto. En el portal falso cambiaron los teléfonos por el WhatsApp de los supuestos gerentes de Los Ángeles. Otra diferencia notable es la URL. A la página oficial de Aruba se accede a través del enlace https://www.arubaairlines.com.
Actualmente, la web diseñada para la estafa se encuentra fuera de servicio.
“Los cubanos somos muy ignorantes en muchas cosas y nos engañan fácilmente. No sabemos nada de cómo pagar boletos o que se verifican en la página oficial de la aerolínea”, admite Reina.
Desde Cuba hay tres maneras confiables de confirmar que un boleto de avión es real: en la página web oficial de la aerolínea, en la agencia física o en el aeropuerto.
Reina y su esposo por desconocimiento revisaron la web falsa y dos días después descubrieron que habían sido víctimas de una estafa. Por casualidad observaron que el número de ticket de su boleto era exactamente igual a uno de los boletos que ella había vendido a otra persona y tenía los mismos datos, excepto el nombre.
“Con el dinero de la casa de mi suegra les repuse a mis compradores los dos boletos que les vendí, pero mi gestora aún no me paga el mío porque no tiene de dónde sacarlo”, explica la cubana residente en el Vedado capitalino.
“Acordé con ella que esperaría que me lo pagara poco a poco y que no la iba a denunciar”, agrega.
Sin embargo, otra gestora residente en Camagüey no corrió con la misma suerte y fue demandada por una de las siete personas a la que les vendió boletos. Cuando descubrieron el fraude, ya no tenía en su poder ese dinero y no podía reponerlo.
“El caso está en manos de la Policía, pero no nos dicen nada”, declaró a CubaNet Marcia, una tunera que compró dos boletos a la gestora de Camagüey. Ella, al igual que Reina y David, vendió una propiedad para emigrar con su pareja rumbo a México, donde un tío los acogería.
“Ahora nos toca empezar de cero de nuevo. Ese dinero sé que lo perdimos”, asegura.
Marcia supo que había sido estafada porque hizo algunas averiguaciones y descubrió que Aruba Airlines no volaba desde Camagüey, de donde supuestamente partiría hacia Nicaragua, según estaba escrito en su boleto.
De hecho, Aruba Airlines el pasado 1 de diciembre anunció que no volaría más la ruta Habana-Managua ni vendería nuevos boletos. Tras las advertencias que lanzaron las autoridades de Estados Unidos para frenar las travesías ilegales hacia la frontera sur norteamericana, la empresa descontinuó el servicio.
En la Isla es posible comprar boletos en agencias físicas, establecidas en el Vedado y Miramar, La Habana. Sin embargo, muchos cubanos recurren a los anuncias en línea porque ofertan precios más bajos y hay mayor disponibilidad de vuelos a corto plazo.
Fuentes consultadas aseguraron que en las agencias físicas frecuentemente hay que pagar extra el turno para poder comprar los billetes de avión. Para ahorrar un poco de dinero y tiempo, prueban suerte con las agencias en línea.
Paso 2: transferencias a desconocidos
Después de verificar los boletos en la web falsa y con la confianza de que eran reales, los clientes entregaban el dinero a los intermediarios. Estos cobraban su pequeña ganancia y depositaban de inmediato en una cuenta en MLC el groso del dinero. Nunca hubo contacto físico con sus supuestos empleadores.
También, quien podía transferir al extranjero tenía la opción de una cuenta de Zelle registrada con el número +1 817 6812096 a nombre de “Ricardo Mendosa”.
¿Cómo lucen las personas detrás del turbio negocio? Ninguno de los afectados lo sabe a ciencia cierta. Hay al menos dos voces distintas, aparentemente masculinas, con las que se comunicaron, pero nunca vieron más que sus fotos de perfil.
Por otra parte, sus cuentan dan señales de no responder a su verdadera identidad: pocos contactos, muy pocas o una sola foto sin reacciones o comentarios de conocidos. Tampoco hay publicaciones a su nombre, excepto las que difuminan por los grup