No pasa nada, o casi nada, se piensa, cuando en Instagram van apareciendo los reels sobre el Mundial de Clubes. Y es que uno se pellizca para no ponerse impertinente, menos ahora, cuando América Latina le va dando una lección a Europa.
La soberbia europea, si de fútbol y otras cosas trata, se pesa en toneladas. Cuando se va a las selecciones la pelea es distinta, porque el robo de piernas y de pulmones resulta mucho menor; con América, hay que especificar, porque con África el robo nunca para.
Pero que los equipos sudamericanos, los de las ligas de acá abajo, anden por estos días repartiendo nalgadas a quienes ya ustedes saben… dice mucho.
Y es que no son solo los «equipos sudamericanos y los de acá abajo»; se trata de ligas deportivas mutiladas por la geopolítica del deporte, cuyos pueblos, para ver y disfrutar de primera mano -en la grada, donde se huele la hierba y se escucha el crujido de la patada- a los mayores talentos que pare, tienen que ser estos muy tiernecitos d