CDMX, México. – En octubre de 2018 surgió el Programa Cuba como una iniciativa de la Escuela de Política y Relaciones Internacionales de la universidad colombiana Sergio Arboleda. Desde entonces, este centro de pensamientos ha ido creciendo y ocupando espacios del debate público y académico. Su premisa ha sido deconstruir la imagen idealizada que aún persiste sobre Cuba en no pocos ámbitos y estimular a que se mire a la Isla a través de la sociedad civil y no del régimen.
Traer al debate un discurso que rompe con la romantización alrededor de la Revolución Cubana ha colocado a los gestores del proyecto en la mira de la dictadura más longeva de la región. Sobre esta iniciativa, sus orígenes, las reacciones que ha motivado y el impacto social que ha tenido en estos cinco años de trabajo, CubaNet conversó con el coordinador del proyecto, Sergio Ángel Baquero.
―¿Cómo surgió el Programa Cuba?
―Es una iniciativa que surge como resultado de proyectos anteriores más pequeños. Previamente se invitaba a Colombia a personas que vivían dentro de Cuba y se hacían programas de capacitación temporales: cursos cortos, diplomados. La estancia era de una a tres semanas y la formación de capacidades tenía dos vertientes: políticas públicas y micro, pequeñas y medianas empresas.
Partiendo de este antecedente, se pensó hacer un programa más grande, e ideamos una suerte de think tank (laboratorio de ideas). Inicialmente la premisa era presentar un espacio donde hubiese una mayor colaboración entre cubanos de dentro o de fuera de la Isla y colombianos sobre todo de la academia.
El Programa Cuba surge oficialmente en 2018 y en términos generales tenía dos orientaciones: la número uno era hacer una serie de eventos que son los Diálogos sobre Cuba”. En ese momento era más fácil que salieran las personas de la Isla y participaran físicamente.
La segunda vertiente fueron espacios que creamos para publicar. Fundamos una revista donde invitamos mensualmente a cubanos y colombianos a escribir sobre distintos temas que nos permitían acercarnos a la realidad cubana. Así arrancamos.
―Has estado en el programa desde el inicio. ¿Cómo surge este interés en estudiar y trabajar sobre Cuba?
―Antes de hacerlo, trabajaba sobre Venezuela y mi interés parte de que mi esposa es venezolana. Conocí de cerca la realidad de su familia, todo lo que había sido el gobierno chavista, las consecuencias que había traído para el país. En ese momento (años 2013-2014) fuimos de los primeros en sostener que en Venezuela había una dictadura.
Llego a Cuba como una petición del que era vicedecano de la Escuela de Política y Relaciones Internacionales. Él fue quien creó el programa, pero asumió otras responsabilidades en la universidad y me invitó a seguir el proyecto. En resumen, llegué por una asignación dentro de la universidad.
―Imagino que lo que sabías sobre Venezuela te haya servido para entender Cuba…
―Fue como todo un trabajo genealógico de comprender muchas cosas que pasaban en Venezuela y de dónde venían. Por ejemplo, me refiero a políticas alimentarias, interioridades de las misiones. Para mí fue un interés genuino de encontrar el origen. Después me metí en Cuba y terminé casi embebido por completo.
―¿Qué proyectos tiene ahora el Programa Cuba?
―El Programa Cuba funciona como un centro de pensamiento con dos ejes.
El primero es fomentar un diálogo entre intelectuales o académicos colombianos y académicos, periodistas, activistas y artistas cubanos. Nosotros generamos esos espacios de debate.
Por otra parte, lo segundo es presentar la visión de la sociedad civil y no del régimen en el poder.
Con estos dos propósitos desarrollamos un grupo de actividades. Tenemos una revista científica de divulgación mensual. La Revista Foro Cubano (RFC) ya tiene siete números y empezó su proceso de indexación.
También hemos publicado hasta la fecha 11 libros y hay tres que están en proceso editorial. De igual modo preparamos un festival de cine.
Hemos organizado un congreso sobre democracia y derechos humanos, y están los diálogos sobre Cuba.
Al programa se le asocia con observatorios en los que participamos. Pero estos realmente tienen que ver con una ONG que creamos con colegas, entre ellos varios cubanos, para idear una cooperación menos jerárquica. Los observatorios nacen con una estructura más horizontal, donde los cubanos participan desde el espacio organizativo hasta el proceso de incidencia.
Estos observatorios a los que me refiero son el Observatorio de Libertad Académica; el Observatorio de Envejecimiento, Cuidados y Derechos; el Observatorio de Derechos Culturales y el Observatorio de Seguridad Alimentaria. Todos están pensados en desmontar muchos de los mitos que se han creado o que el régimen cubano difunde como ciertos.
―¿Qué experiencias de aceptación y resistencia han tenido con el Programa Cuba en la academia y en los sectores sociales?
―Te encuentras de