“Me voy para el Escambray a salvarme”, y no hubo quien convenciera a Roberto León Cornelio de no regresar a Méyer. En Santa Clara —y toda Cuba— pesaba la sombra de la covid que ya cortaba el aliento a muchos, pero también lo ahogaba la añoranza por esa comunidad en el fondo de las montañas trinitarias, donde se siente a salvo.
Él y los poco más de 1 000 habitantes del asentamiento, protagonistas de la reanimación que luce este pueblo habitado por vecinos humildes, casi todos campesinos o trabajadores agrícolas. Ninguno se cruzó de brazos; unos apoyaron las labores para embellecer instalaciones y espacios comunes; otros garantizaron la atención de quienes llegaron decididos a transformar una de las comunidades del Plan Turquino espirituano.
Trabajadores sociales y del sector no estatal, brigadas de casi todas las entidades municipales y autoridades políticas y gubernamentales encontraron siempre las puertas abiertas. Todos hablan del movimiento que retocó los dos consultorios médicos, la bodega, la panadería, la escuela el círculo social, los caminos y hasta el alma de los más necesitados.
LA COMUNIDAD POR DENTRO
Cerca de uno de los consultorios, Roberto disfruta la transformación del poblado asentado en el antiguo ingenio Güinía de Soto. “Fui delegado en los 80, en momentos en que había recursos y no logré hacer tantas cosas como ahora”, comenta entusiasmado al tiempo que reconoce el mérito de Teresa Tamayo, con 23 años en funciones de gobierno.
Ella agradece los elogios y el apoyo de sus electores, quienes confiaron una vez más en su gestión como representante del Poder Popular. “El valor total de los trabajos supera los 5 millones de pesos destinados a mejorar la calidad de vida de los vecinos para que estas montañas sigan pobladas”, dice y señala el lomerío, testigo de hechos tan amargos como el asesinato de los jóvenes maestros Conrado Benítez y Manuel Ascunce o de los campesinos Erinero Rodríguez, Pedro Lantigua y la familia Romero.
A la delegada de la circunscripción 42 perteneciente al Consejo Popular Condado, el pueblo la escucha. Lo mismo para no permitir que una mala decisión les privara de la vía férrea que para caracterizar las 30 familias en situación de vulnerabilidad y la ayuda más adecuada para cada una de ellas.
“A todas se les garantiza atención diferenciada; se han entregado diferentes recursos y prestaciones económic