LA HABANA, Cuba. — El problema que tuvo el socialismo real fue que no se pudo reinventar. Tan aburrido era en su discurso, con su casta de burócratas y funcionarios amanerados y repetidores de consignas, que la caída del Muro de Berlín fue de un día para otro, y luego que se desintegró la Unión Soviética, el Partido Comunista, con 25 millones de militantes, no supo qué hacer cuando fue ilegalizado.
El régimen cubano no creía ni un ápice de la historia soviética. Por eso, rápido se recicló en el socialismo del siglo XXI, sostenido con los petrodólares de un megalómano militar venezolano que no vale la pena recordar.
Hoy, Cuba está en crisis y cientos de miles de cubanos huyen de la isla-cárcel, como lo hicieron los alemanes orientales y polacos en la década de 1980. Y el régimen tiene que reinventarse para sobrevivir a la actual situación.
El septuagenario Abel Prieto, exministro de Cultura y actual director de esa “residencia” del Ministerio del Interior que es