CDMX, México.- Hay en Cuba un castillo rodeado de una hermosa vegetación. Al llegar a él, un enorme pórtico con dos torres al estilo medieval y la inscripción “Cortina” da la bienvenida. Luego el visitante puede seguir un sendero de mármol que lo conduce a la vivienda principal. En ese trayecto camina por sus llamativos jardines adornados con estatuas y farolas de bronces . Hay una vaga similitud en el diseño con el del ampuloso Versailles parisino.
Lo curioso es que aunque en su exterior simulaba un palacete europeo, al interior el inmueble estaba decorado con adornos asiáticos, en su mayoría chinos y japoneses. Su dueño era un coleccionista de arte así que allí no faltaban las piezas. Las instalaciones tenían tapices de oropel, cojines de seda bordados, un Buda cubierto con lámina, muebles orientales.
Eso no es todo: el castillo pinareño está ubicado junto al río San Diego, por lo que su primer dueño pudo hacerse de un lago artificial donde pescar.
Hablamos de la hacienda Cortina, uno de los mayores latifundios de Cuba cuyos terr