―¿Qué me dices de la declarada guerra a las ilegalidades?
―He vivido contiendas parecidas.
―Esta va en serio. Se imponen multas de 8000 pesos.
―En una sola panadería, «según documentación primaria, se dejó de elaborar el día anterior a la inspección una producción de 3272 unidades de pan de 80 g, equivalente a 193,83 kg de harina de trigo, no encontrándose el producto ni la materia prima». Adónde van los desaparecidos, diría Rubén Blades.
―Hay cierto descontrol.
―Pon tú que esos 3272 panes los vendan a diez pesos. Impones una multa de 8000. El plustrabajo es alto.
―Hay que velar por el ser humano, apelar a su vergüenza. Tras la inspección y el escarnio público, no se mete en más líos y regresa a casa cabizbajo.
―Y con una distribución de utilidades de 24 720 pesos. Se fortalece la empresa socialista.
―Hay una «probable complicidad de algunos trabajadores» para que en una casa se almacenen 400 cartones de huevos.
―Y confabulación de las gallinas… El ministro ¿dónde estaba?
―Corriendo con la situación de las decrépitas, renuncian a su condición de ponedoras. Entre la huelga de las aves y el robo de harina, ya ni croquetas. Sin ellas la inflación se dispara, la escasez también. Se hace imprescindible ampliar, «a camisa quitada», el campo de batalla hacia especuladores y precios abusivos.
―«A camisa quitada». Suena a ropa de reciclaje.
―El Estado nos protege. El aumento exponencial de los precios en MLC es una manera de ponérsela difícil a quienes lucran con esos productos: los «pillos, lumpen, vagos y corruptos».
―La «patente corruptiva» no la tienen estos últimos. Tampoco el monopolio de los «precios abusivos que se imponen sin basamento económico alguno».
―En el Consejo de Ministros se ha presentado «un plan integral y minucioso», con «más de 40 directivas generales encaminadas a un mayor enfrentamiento al delito».
―Se aprobó también una «actualización de los proyectos contenidos en la Cartera de Oportu