MIAMI, Estados Unidos.- Desde la Prisión de Mujeres de Occidente del Guatao, en el distrito habanero de La Lisa, tres valientes presas políticas se han declarado en huelga de hambre y exigieron vestirse de blanco y no con el uniforme de las presas comunes, en afirmación de que son presas políticas del régimen de Miguel Díaz Canel.
Lizandra Góngora Espinosa, madre de cinco niños pequeños, hizo el anuncio en su nombre y en el de las hermanas María Cristina y Angélica Garrido Rodríguez diciendo: “Yo tomo la decisión de que el 20 de septiembre de 2022 en la mañana entrego mi uniforme de presa común, y me vestiré de blanco para ser oficialmente una presa política en su totalidad. Un fuerte abrazo de resistencia”. Hay que tener los ovarios muy bien puestos.
Góngora Espinosa ha sido condenadas a 14 años de cárcel por haber participado en las protestas del 11J en Güira de Melena, provincia de Artemisa, y las hermanas Garrido Rodríguez a siete y tres años de prisión, respectivamente, por participar en las protestas en Quivicán, provincia de Mayabeque.
No es la primera vez que oímos del Penal de Mujeres de Occidente del Guatao. Esa mazmorra y los horrores cometidos en ella ya son parte de la historia de Cuba y del presidio político cubano en la era de Fidel Castro. En los años sesenta, Cuba encarceló a unas 7 000 opositoras en las varias cárceles de mujeres. A esa historia pasaron los nombres de Guanajay, en la provincia de Pinar del Río; Guanabacoa y Mantilla, en la provincia de La Habana; San Severino, en la provincia de Matanzas; Baracoa, en la provincia de Oriente; Guatao, Nuevo Amanecer y América Libre.
Mil ciento cuarenta millas al norte de La Lisa, en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de los Estados Unidos, que preside el senador demócrata cubano-americano Robert Menéndez, tres mujeres comparecieron este jueves a dar fe de que la oposición en muchas partes del mundo se ha feminizado. El panel, titulado “Mujeres líderes combaten el autoritarismo”, contó con la presencia y las elocuentes denuncias de la activista de derechos humanos, escritora y periodista iraní Roya Hakanian, hoy residente en New Haven, Connecticut; la activista por los derechos de la etnia Uigur, Jewher Ilham, hoy residente en Arlington, Virginia, que coordina un proyecto en contra del trabajo forzado de su pueblo bajo la bota de China comunista; y la cubano-americana Rosa María Payá Acevedo, fundadora del proyecto cívico Cuba Decide y presidenta de la Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia.
Los testimonios de Ilham, de Hakanian y de Payá coincidieron en que los gobiernos totalitarios de sus respectivos países maltratan, hostigan y discriminan a las mujeres con mayor saña y crueldad que a los hombres, po