El coronavirus sigue dando de que hablar en Estados Unidos. Está de vuelta en fuerza en Florida, con más intensidad que en el resto del país.
Esto pudiera afectar al turismo de verano en Miami, que está pasando la mayor ola de infecciones por la COVID-19 desde que la variante Ómicron arrasó la región en enero.
Según cifras del Departamento de Salud de Florida, a partir del 13 de junio, la tasa de positividad de las pruebas de coronavirus en Miami-Dade se disparó a 21 % desde un 5 % a principios de abril, lo que provocó la alarma de los funcionarios de salud pública locales y convirtió en un punto caliente de coronavirus a uno de los principales destinos turísticos de Estados Unidos.
La última vez que Miami-Dade registró niveles de positividad tan altos fue durante la ola de Ómicron, cuando el condado alcanzó una tasa de positividad de 35 %.
Es cierto que los operadores turísticos de Miami se han recuperado considerablemente durante el invierno y están aprovechando el fuerte impulso de la temporada de verano. Pero el sector sigue siendo una fuente de ingresos para Miami-Dade, por lo que otra paralización de los viajes inducida por la pandemia sería devastadora para las aerolíneas, los hoteles, las líneas de cruceros y los restaurantes y bares locales.
Aunque el coronavirus vuelve a amenazar a la zona y a gran parte de Estados Unidos, cada vez más turistas afirman que no están desechando los planes de viaje para el verano, ya que gran parte de la población adulta está vacunada y reforzada. A diferencia de la invasión de la variante Ómicron a finales de diciembre y principios de enero, que obligó a un descenso del turismo en Miami durante los ajetreados meses de invierno, la nueva ola no parece haber infundido ese nivel de miedo a viajar en los consumidores.
“La mayoría de la gente ya tiene la mentalidad de que se trata de una endemia y no de una pandemia”, dijo al diario Miami Herald Michael Cheng, decano de la Escuela Chaplin de Administración de Hotelería y Turismo de la Universidad Internacional de la Florida. “La mayoría de las personas que se contagian hoy parecen enfrentarlo como un inconveniente menor. La gente ha superado la mentalidad del miedo al COVID y sus consecuencias”, anadió.
Cheng pronosticó que, “si habrá un bache” en el turismo de verano en Miami, “va a ser muy corto”. A medida que los casos de COVID-19 se acercaban a la semana del 6 de junio, los hoteles de Miami-Dade tenían una ocupación promedio de 67 % y una tarifa promedio diaria por habitación de $205, en comparación con 74 % de ocupación promedio a $155 por noche durante la misma semana de 2019, antes de la pandemia, según los datos de STR, una empresa de análisis de la hotelería.
Glenn Sampert, el gerente general del Intercontinental Hotel en el centro de Miami, dijo que ha habido algunas cancelaciones recientes relacionadas con el virus, pero no muchas.
“Recientemente hemos experimentado algunas cancelaciones de última hora como consecuencia de que la gente ha enfermado, o de un familiar cercano. Sin embargo, no hay señales de cancelaciones significativas. Nuestra tendencia de reservaciones sigue siendo fuerte”, afirmó.
Y aunque la zona sufrió brotes del virus durante lo peor de la pandemia, los cruceros están ahora en pleno auge. Líneas de cruceros líderes en el mundo, como Royal Caribbean y Carnival, ambas con sede en Miami, dijeron que han tenido un récord de reservas de pasajeros para los viajes de verano y otoño.