Tony Escandel, un furibundo aficionado de los Cocodrilos de Matanzas, quien siempre vio –no sé si con ánimo de revancha o por sus análisis previos a los play off de la 61 Serie Nacional– una final entre su equipo y los Alazanes, nos dijo: «Yo no sé lo que tiene Granma, pero noto que juega cómodo».
Nadie puede decir que encuentra un ambiente dócil en juegos de este tipo, pero lo que sí es una realidad es que Granma es un conjunto muy incómodo para cualquier rival en esta fase. Pero eso tiene su explicación, su plantilla, la de hoy, no tiene el abolengo de las otras tres (2017, 2018 y 2021) en las que se ciñeron el título. Sin embargo, cuando se les ve fácil es porque dejan muy poco espacio al error, no solo el que va a las hojas, sino los de orden táctico, los cuales, en estos partidos, suelen pesar más.
Además, han reunido un grupo en el que hay hombres, a la ofensiva, para diferentes roles, lo mismo chocadores de bolas, rápidos en las bases, que sluggers, y, como si fuera poco, algunos cumplen varias funciones. A la defensa es de los planteles más certeros y su pitcheo, en la era de las bolas, en toda la campaña dio solo tres boletos por juego. Por eso juega cómodo.
Sabe ganar duelos muy cerrados, como los dos anteriores de esta semifinal contra Ciego de Ávila, pero también posee la potencia para sacar de juego al adversario. Ayer pasaron por esa faceta, con tres jonrones, productores de sus ocho anotaciones y dos hombres, Iván Prieto (cuatro empujadas y un jonrón) y Guillermo Avilés (la misma cantidad de impulsadas y dos cuadrangulares), remolcadores de todas las carreras de su tercera victoria que los pone a un paso de la final. Con esa ventaja nada estresó al talentoso zurdo Yunier Castillo ni a su relevo Kelbis Rodríguez.
La mala noticia para Escandel es que, si bien se aproxima la reedición de la final de la pasada contienda, el vaticinio de la mayoría es el mismo, porque no se divisa, al menos hoy, un equipo capaz de destronar al rey.
Si alguien pudiera lograrlo, no hay dudas que a estas alturas sería Matanzas, aun cuando desde estas páginas previmos una disputa por el cetro entre espirituanos y granmenses. Lo de Matanzas es un homenaje al beisbol, una hazaña y un regalo no solo para la afición yumurina, sino para la de todo el país, pues no se puede decir que los Gallos han caído fácilmente. Para los de la Atenas de Cuba esta no ha sido la campaña de los ausentes, sino la de la realización de los suplentes y la de la ratificación de una certera conducción de su mentor, Armando Ferrer.
No doy por sentado nada, la pelota tiene siempre un epitafio diferente. Aun cuando la historia de los dos play off ya parece escrita y solo habría que colocar las lápidas, todavía Granma y Matanzas tienen que ganar el cuarto; pero ya sabemos que nunca, en nuestro beisbol, se ha desmontado una serie 0-3.
Así como los Alazanes tienen a su Guillermo Áviles, Carlos Benítez o Iván Prieto; los Cocodrilos cuentan con su Erisbel Arruebarruena, quien ayer volvió a ser decisivo, con soberano jonrón por el jardín izquierdo, en tanto Ferrer dejaba a Yamichel Pérez caminar toda la ruta a falta de bullpen, y el zurdo no lo hizo quedar mal.
Fue la séptima victoria consecutiva de los matanceros en la presente postemporada, y la quinta seguida en la que ganan haciendo una cantidad máxima de cinco carreras. No es superstición, pero parece el amuleto mágico de los Cocodrilos.
ANOTACIÓN POR ENTRADAS
Victoria de Girón |
C |
H |
E |
|
SSP |
020 020 000 |
4 |
8 |
2 |
MTZ |
000 030 02X |
5 |
7 |
0 |
G: Y. Pérez (8-4). P: J. E. Santos (8-5). |
José Ramón Cepero |
C |
H |
E |
|
GRA |
402 002 000 |
8 |
11 |
0 |
CAV |
010 000 001 |
2 |
4 |
1 |
G: Y. Castillo (7-7). P: L. Marrero (8-6). Jrs: G. Avilés (2), I. Prieto |