En Cuba existe la voluntad política de prevenir, detectar, investigar y castigar a los comisores de hechos contra los niños, con todas las garantías del debido proceso, afirmó la coronel Idays Borges Barrios, jefa de la Dirección de Atención a Menores del Ministerio del Interior (Minint).
Precisamente, la política de prevenir y enfrentar todo fenómeno de maltrato infantil, abuso o violencia contra los menores de edad ha posibilitado una estructura social de prevención y protección integral.
Parte de ese entramado lo constituyen los tres Centros de Protección a Niñas, Niños y Adolescentes del país (en La Habana, Villa Clara y Santiago de Cuba), todos con el cometido de prevenir o disminuir la victimización en menores de edad, víctimas de delitos, a quienes se les han vulnerado sus derechos.
Estos centros trabajan en una estrategia de prevención del abuso sexual infantil, con el objetivo de lograr la prevención en los lugares de mayor incidencia, dotar a los actores sociales e institucionales de herramientas para prevenir estos hechos, eliminar las causas que los generan y elevar la percepción de riesgo.
«Tenemos investigaciones sociales y científicas que nos dicen que en los últimos diez años se ha elevado la percepción de riesgo, y lo sabemos por los casos que nos llegan», aseguró la Jefa de la Dirección de Atención a Menores del Minint.
Ante un caso que involucra a un menor víctima de delito, nuestros centros siguen una metodología en la que se realiza una exploración única y se graba el testimonio de los menores para ser presentado en el juicio oral.
Diseñada en cuatro etapas, esta metodología incluye el recibimiento del caso, momento en el que un especialista de la institución brinda información sobre el centro; la etapa de preparación, en la que un sicólogo valora si el menor está en condiciones para hacer la exploración; y la etapa de atención a la familia, en la que los representantes legales del menor son entrevistados para conocer el entorno familiar y el hecho que se investiga.
El paso siguiente es la planificación de la estrategia de exploración, cuando se reúnen los especialistas, el instructor que investiga el caso y la familia, y se coordina. Finalmente se realiza la entrevista. En ese momento, el instructor especializado establece comunicación con el menor para que narre lo sucedido.
Terminada la entrevista, el sicólogo acompaña a la víctima y a su representante legal en el proceso de desculpabilización y relajación de tensiones, al tiempo que se concilia el seguimiento que se dará al caso, en centros de salud mental y la escuela, entre otros.
El tratamiento que se brinda en estas instituciones al menor de edad permite obtener la exploración útil como prueba documental en los procesos penales seguidos contra los victimarios. Además, evita la presencia de menores en el juicio oral.