Un año después de adoptar una nueva Declaración Política sobre el VIH y el SIDA que busca acabar con la enfermedad a finales de esta década, los Estados miembros de las Naciones Unidas destacaron la necesidad de trabajar juntos para acelerar el progreso en la implementación, según detalla la web de la ONU.
Previamente al encuentro en la Asamblea General, el Secretario General publicó un informe sobre la ejecución de la declaración política donde explica cómo las desigualdades y la falta de inversión «ponen al mundo en una peligrosa situación de falta de preparación para afrontar las pandemias de hoy y de mañana».
El Programa de las Naciones Unidas recordó que la pandemia de SIDA es responsable de más de 13 000 muertes cada semana y para acabar con esa enfermedad, vencer a la COVID-19 y «detener las pandemias del futuro», el mundo necesita garantizar el acceso global a recursos sanitarios vitales, informa el comunicado.
Los datos de ONUSIDA muestran que las infecciones por el VIH y las muertes relacionadas con la enfermedad no están disminuyendo con la suficiente rapidez como para acabar con la pandemia en 2030, según el compromiso adquirido.
El informe del Secretario General propone una serie de soluciones, entre las que se incluyen: la prevención del VIH y los factores sociales; las respuestas lideradas directamente a nivel comunitario; el acceso equitativo a los medicamentos; las vacunas y las nuevas tecnologías sanitarias; la financiación sostenible para la respuesta al SIDA y la prevención; preparación y respuesta a la pandemia en general; los sistemas de datos centrados en las personas y el refuerzo de las alianzas mundiales.
La declaración del Secretario General de la ONU ante la Asamblea General, presentada por el jefe de gabinete de Guterres, Courtenay Rattray, esbozó tres medidas inmediatas para invertir las tendencias actuales.
«En primer lugar, debemos abordar las desigualdades interconectadas a la discriminación y a la marginación de comunidades enteras, que a menudo se ven exacerbadas por leyes, políticas y prácticas punitivas », destacó Rattray.
Pidió reformas políticas orientadas a reducir el riesgo de infección por el VIH en comunidades marginadas, como los profesionales del sexo, los usuarios de drogas inyectables, los presos, los transexuales y los hombres homosexuales, e indicó que «el estigma perjudica a todo el mundo. La solidaridad social nos protege a todos».
El segundo objetivo es garantizar el intercambio de tratamientos, como las terapias antirretrovirales de acción prolongada, y ponerlos a disposición de todas las personas alrededor del mundo; y el tercer paso consiste en aumentar los recursos disponibles para hacer frente al SIDA.
Por su parte, el presidente de la Asamblea General, Abdulla Shahid, señaló que «la igualdad de acceso a la atención sanitaria es un derecho humano esencial para garantizar la salud pública, para todos».
«Esforzarnos por alcanzar los objetivos de lucha contra el SIDA para 2025 representa una oportunidad de trabajar unidos en aumentar las inversiones destinadas a los sistemas de salud pública y las respuestas a la pandemia, y para aprovechar las duras lecciones aprendidas de la crisis del VIH/SIDA en nuestra recuperación de la COVID-19, y viceversa», prosiguió.
Según la declaración política, si la comunidad internacional alcanza los objetivos, se evitarán 3,6 millones de nuevas infecciones por el VIH y 1,7 millones de muertes relacionadas con el SIDA para 2030.