LOS ÁNGLES, Estados Unidos.- La oposición cubana acaba de obtener una sonada victoria frente a las maniobras generadas desde la Plaza de la Revolución, plasmando en un documento oficial de la cumbre de Los Ángeles, California, el carácter dictatorial de los regímenes comunistas de Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Esgrimiendo la verdad de los hechos se consiguieron los siguientes párrafos definitorios:
“Los miembros de la sociedad civil participantes en la IX Cumbre de las Américas condenan las dictaduras de Nicaragua, Cuba y Venezuela, y exhortan a los Estados a condenar las dictaduras y tomar las siguientes acciones para promover el derecho a la democracia de los pueblos de América:
- Eliminar todas las formas de violencia política y la inmediata liberación de todas las personas privadas de la libertad por razones políticas en todos los países”.
El suceso pareciera anecdótico, pero nos deja una lección de cómo operan estos sistemas políticos y, sobre todo, cómo deben ser enfrentados.
Inexplicablemente, desde la Plaza de la Revolución, los oscuros tentáculos del castrismo suelen actuar impunemente dentro de las instancias gubernamentales en Washington, pues lograron la designación de una representante suya, de origen panameño, llamada Adela Panezo Asprilla, como “vocera de la sociedad civil y los actores sociales”, en el Foro de gobernabilidad democrática, espacio oficial para generar un documento que plasma anhelos populares, dirigidos directamente a los jefes de Estado.
Rosa María Payá, del movimiento Cuba Decide, encabezó la efectiva respuesta a la condenable acción de la Sra. Panezo Asprilla:
“Nosotros venimos de un país donde por hablar te pueden enviar a prisión y hasta asesinarte, como le pasó a mi padre, entonces usted debe entender que nosotros tenemos preocupaciones cuando vemos a la dictadura esa, la que asesina, la que tiene 1 200 personas presas, colocándola a usted como una amiga”.
Minutos antes, otro cubano digno, Félix Llerena, estudiante expulsado de la Universidad de La Habana por su activismo contra el régimen, mostró a los participantes en el Foro pruebas factuales de la indudable afiliación de la panameña al Gobierno cubano, reconocida por la Oficina Política de la Embajada de Cuba en el estado istmeño.
Las exigencias de plasmar la ineludible condena en el documento que habría de redactar esta vocera esquirol, contaron además con el apoyo del cantante Yotuel Romero, junto a reiterados aplausos de la casi totalidad de los presentes.
La aspirante a vocera del comunismo en un Foro democrático tuvo que renunciar.
El suceso evidencia cómo actúan los enemigos de la democracia y los derechos humanos que desgobiernan en el país antillano: la infiltración de espías, la manipulación y la falsedad, soslayando el debate abierto, son hoy el método de lucha predominante para eternizar el fracaso de la llamada revolución cubana.
Está claro que a tales peones mercenarios, inclusive figuras representativas del castrismo, les resulta contraproducente esgrimir a su favor los antiguos argumentos del marxismo-leninismo, ni siquiera se atreven a citar directamente al desaparecido Fidel Castro, cuya aureola de adalid de los pobres de este mundo va desvaneciéndose rápidamente.
La susodicha agente infiltrada en el foro se deshizo en balbuceos incoherentes, medias palabras y alusiones fuera de lugar, cuando se mostró, a cara descubierta, su admiración por el auto nombrado Comandante en Jefe, a quien había calificado públicamente, en 2021, “más grande prohombre de la Historia”.
El asunto no solo atañe a la miseria espiritual de la señora Asprilla, puede escucharse en voces tan encumbradas, igualmente escasas de ética política, como la del canciller mexicano Marcelo Ebrard, quien en recientes declaraciones, al justificar la ausencia de su presidente a la cumbre, disgustado por la exclusión de las tres dictaduras condenadas, no tuvo una sola palabra de reconocimiento para esos 1 200 cubanos presos ahora mismo por salir a manifestarse pacíficamente el pasado 11 de julio en la Isla.
Sencillamente, los defensores del fracasado castrismo se han quedado sin argumentos, les resta el trabajo sucio: infiltrar agentes, pagar provocadores y olvidar verdades evidentes, cerrando los ojos ante los hechos.
Por ejemplo, el señor Ebrard recurrió a la retórica sobre el embargo, el intento por “asfixiar” al pueblo cubano, cuando sabe él, tan bien como cualquier otro funcionario de alto rango que, sin ir más lejos, este año desde La Habana se han comprado decenas de millones de dólares en alimentos, directamente desde puertos norteamericanos.
El conflicto entre el pueblo cubano y los defensores de una supuesta revolución “de los humildes, por los humildes y para los humildes”, ha entrado en una fase donde la ética está totalmente de parte de los opositores a la herencia fracasada que aun así intenta exhibirse cual promesa de futuro.
En su afán por preservar la desteñida bandera de una revolución desinflada en promesas imposibles de cumplir, el nuevo populismo, junto a la vieja dictadura matriz radicada en La Habana, no tienen nada concreto que ofrecer, menos aún un cuerpo doctrinario que esgrimir, como antaño, ante el mundo.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
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