Estamos en las semifinales de la pelota cubana, con tres de los equipos más laureados en los últimos diez años y un cuarto que fue el primero de la temporada, y busca un espacio que le ha sido esquivo hace 20 años. Granma, Ciego de Ávila, Matanzas y Sancti Spíritus, los cuatro grandes de la 61 Serie Nacional, nos convocan al resbaladizo pasillo de los vaticinios.
Swing al primer lanzamiento, sin rodeos: vemos una final entre Alazanes y Gallos. Es, como todo pronóstico, una afirmación osada, en primer lugar, porque está hecha fuera del terreno, y en segundo, porque nosotros ni bateamos ni fildeamos y mucho menos lanzamos a más de 90 millas por horas. Para colmo, la historia, tampoco respalda esa profecía.
Los Alazanes comenzarán mañana ante unos Tigres que los aventajan en play off, 12 triunfos por nueve, mientras los Cocodrilos en ese ámbito van delante por 10-7 ante los Gallos. Como si fuera poco, las 12 victorias de los felinos son, justamente, en esta instancia, en las campañas 50, 51 y 54. Los del Yayabo, que inician hoy su porfía ante los yumurinos, saben que lo hacen ante unos rojos que, desde 2011 a 2021, es el conjunto de más podios, con un título, tres trofeos de subcampeones y cinco de terceros.
Cualquiera diría que es una mirada quijotesca a las posibilidades de gramenses y espirituanos, pero también hay argumentos que les sostienen su condición de favoritos, incluso algunos pasan también por lo ya vivido. Por ejemplo, la última vez que los rayados vieron a Granma en un play off, en 2017, cayeron inobjetablemente por 4-0, lo cual se convirtió, además, en el primer pergamino de los tres que atesora el laureado mentor Carlos Martí. En cambio, los pupilos de Eriel Sánchez han dibujado la mejor obra de la temporada.
Está claro que hace falta mucho más que eso para valorarlos como superiores, pero justo esas etiquetas lo han multiplicado. Granma no es el mismo de aquellas tres diademas, y ahora cedieron para el Panamericano Sub-23 a una revelación como Francisco Venecia, pero es igual de peligroso. Su pitcheo disminuyó la efectividad de entonces, pero sigue siendo el de menos boletos (3,30 por juego), el de mejor WHIP (1,50), en una serie en la que el desde la lomita se han frustrado muchas aspiraciones. Cierto que el oponente es el elenco más bateador (311) de la lid, y el que más jonrones (71) pegó, pero de los cuatro, su área de lanzadores fue la más castigada (315) por los bateadores. No olvidemos que lo más difícil de la pelota es batear, y es más engorroso ante lanzadores de control, aunque no tiren 90 millas. Granma ha de tener en cuenta, además del poderío ofensivo avileño, que Dachel Duquesne y Yander Guevara, son dos de los pitchers que más lo han vencido en play off.
Este Sancti Spíritus es otro, jamás los vi pelear de la manera en que lo han hecho en la 61 Serie Nacional, y mucho menos como lo hicieron ante Pinar del Río en cuartos de final. Yoen Socarrás y José Eduardo Santos, más Yanieski Duardo y Yankiel Mauri detrás, permiten soñar en grande para, 20 años después, volver a una final. Matanzas ya estaba disminuido, ahora viene más cercenado, sin su receptor titular y sin, su mejor relevista. Pero ojo, un director ganador, y Armando Ferrer lo es, hace maravillas, como la de su pitcheo abridor, el mejor en la anterior fase, y la de peloteros muy acostumbrados a estos tipos de partidos. Sin embargo, sería una hazaña verlos en la disputa de la corona.
Pronósticos a un lado, lo que más necesita la afición, nosotros y toda Cuba, es que se jueguen dos cerradas series, en las que primen la entrega que hace brotar las emociones y la calidad. Con esos atributos no hay pronósticos que valgan, ganamos todos.